Foto: Hugo Rodríguez

Foto: Hugo Rodríguez

Por: Hugo Rodríguez

Hace falta empatía

En la cultura popular podemos hablar de “pecados capitales” que construyen a la sociedad mexicana y uno de ellos es el cambiar de equipo o portar otros colores distintos a los acostumbrados. Está mal visto el que un individuo que ha «profesado» a una institución toda su vida y ha defendido a capa y espada sus intereses tanto deportivos como los de su propio amor por esa camiseta se muestre distinto por un momento y eso representa un problema en su círculo más cercano. Es tachado de traidor y en ocasiones hasta su hombría es cuestionada al mostrar apoyo o simplemente enfundarse una remera de algún rival de la Liga.

Hace un par de Jornadas la afición del Club Universidad Nacional pudo disfrutar del debut de un nuevo producto de su tan afamada cantera, Emanuel Montejano es un delantero formado en las filas del Pedregal y que en las inferiores ha mostrado su capacidad como goleador frente a las redes. Ante la sorpresiva baja por lesión de Juan Ignacio Dinenno, dentro de la limitada baraja del Director Técnico Andrés Lillini se encontraba este joven artillero nacido en la Ciudad de México y con unos cuantos minutos dentro del terreno de juego consiguió hacerle gol a Mazatlán Fútbol Club poniendo el lapidario 3 goles por 0 y una asistencia ante los Cañoneros.

Los últimos días se ha hecho viral una fotografía que muestra al ‘210’ Universitario en el Estadio Azteca con una camiseta del eterno rival de su actual equipo, el Club América. La situación no tardó en explotar dentro del séquito Azul y Oro en diversas redes sociales donde acribillaron a Montejano llamándole traidor y alguien no digno de representar al club entre otros tantos adjetivos calificativos. Diarios de circulación nacional y medios de comunicación tradicionales no esperaron en acaparar la atención del momento que detonó la incómoda fotografía hablando acerca del “oscuro pasado” del capitalino y en conjunto del reventadero en redes proveniente de los propios aficionados Pumas se hizo tendencia.

¿Hasta cuándo vamos a tener la verdadera transición de fanáticos a aficionados a los deportes? Es la verdadera pregunta. El factor humano es algo que olvidamos con los deportistas profesionales, viven y respiran como cualquier otra persona de la sociedad y así como ello tienen también sus gustos y aficiones. Emanuel ha defendido a los felinos desde la infancia cuando arribó a las fuerzas básicas para la Sub-13 Unamita, sí, es hincha de las Águilas pero la cuota goleadora que ha manejado desde hace años y la su debut soñado en Ciudad Universitaria dan fe del profesionalismo que ha mostrado como atacante del club. El chico no debería ni de justificarse.

Muchos futbolistas quizá se han llevado hasta la tumba su gusto por otro equipo diferente para la o las instituciones que trabajó durante su carrera, la pasión y lo que rodea el Deporte Rey tienden a cegar lo que es en realidad, un empleo. Existen hasta a los que ni siquiera les gusta o no sienten el entusiasmo que se cree tener para patear la pelota, un caso cercano es el de Carlos Vela quien prefirió cambiar una prolífica carrera en Europa y jugosas ofertas fuera de España para jugar en clubes de mayor envergadura a diferencia de la Real Sociedad, sitio de donde partió siendo un icono, por una vida relajada en Los Ángeles y quizá una zona de confort en la MLS siendo el jugador franquicia de Los Angeles Football Club.