Desde la banda
Por: Gabriela Martínez
La perfección que duele
Ciudad de México, Ciudad de México a 01 de agosto del 2021.- El primer 10 perfecto en la gimnasia se dio en los Juegos Olímpicos de 1976. A los 14 años, Nadia Comaneci rompió todos los esquemas hasta entonces conocidos en esa disciplina. La prensa, los analistas, los entrenadores e incluso las rivales se deshacían en elogios hacia la rumana, pero el costo de llegar al cielo en Montreal fue muy alto.
Cuando Nadia compitió en 1976, aún no se desarrollaba fisicamente y además estuvo bajo un régimen que después ella condenó. Comaneci puso a su país en lo más alto y llegó a los siguientes Juegos con la responsabilidad de repetir lo hecho años atrás. Al final, eso no sucedió y fue lo mejor porque así tuvo la libertad de dedicarse a cualquier cosa.
En Tokyo 2020, la nota de la primera semana fue que Simone Biles se retiraba de la competencia por equipos. La multipremiada gimnasta, quien le estaba dando a su disciplina otra dimensión al subirla de nivel, fue la figura de Río y siguió atrayendo tanto las miradas como los patrocinios hacia el equipo estadounidense, dejó los Juegos después de sufrir un episodio de ansiedad.
Todos en cierta medida hemos padecido ansiedad: esa sensación de incertidumbre y miedo al tomar cualquier decisión por más trivial que parezca. Ahora, imaginen sentir eso, pero además tener la presión de quienes solo te ven como una mercancía.
Los comentarios sobre la decisión de Biles fueron variados. Hubo quien la acusó de irresponsable porque “si son deportistas de élite, deben saber lo que conlleva”, pero, créanme, a pesar de ser estrellas y tener gente siempre a su alrededor, en realidad se sienten solos. Uno puede admirar mucho a equis deportista, pero eso no nos da derecho a juzgar porque no sabemos cómo ha sido su proceso para llegar a la cima.
Celebró que los deportistas hablen abiertamente de los problemas mentales y deseo de todo corazón que cada vez seamos una sociedad más empática.