Por: Arnoldo Aguirre

El fútbol mexicano está pasando por uno de sus momentos más oscuros. La desaparición de un equipo como Monarcas Morelia, el (para mí) paupérrimo intento de Mazatlán FC como “villano” del fútbol nacional, el escándalo de lavado de dinero en el que está envuelto el Cruz Azul a causa de Billy Álvarez, la abolición del ascenso y el descenso, la liguilla con repechaje. Todo mal.

Es curioso como hace unas semanas, incluso ya con la crisis global ocasionada por la aparición del COVID-19, el fútbol mexicano seguía manteniéndose a flote y con el cariño de los aficionados gracias a la eLiga MX. Sí, fue creada solo para recuperar algo del dinero que se iba a perder por la pandemia, pero funcionaba. A la gente la gusta la idea de sentirse representados, aunque sea a través de un videojuego.

La Liga MX siempre ha sido un caso muy particular en el panorama mundial. Ya lo dijo André Bretón en 1938: “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo”. El fútbol por lo tanto, no es la excepción. Ya sea por lo que pase dentro o fuera de las canchas, cada semana se tiene un nuevo tema tendencia en el balompié nacional. Ya sea una jugada absurda, un comentario irreverente de algún comentarista, algún aficionado excéntrico, un animal que invade la cancha. Ya no sabes qué esperar.

Más recientemente y gracias a las redes sociales, el fútbol mexicano había pasado a ser casi un programa de comedia. En el que los actores eran los futbolistas, periodistas, directivos y hasta los aficionados. Y era algo que, para mí, me mantenía atento al fútbol de mi país. La creación de jugadores insignia de la liga, como el Shaggy Martínez, la creciente popularidad del Morelia entre los aficionados del fútbol mexicano. Eran elementos que opacaban todo lo malo que siempre ha rodeado al fútbol mexicano.

No es ningún secreto que el fútbol, en todo el mundo, es un negocio y que lo realmente importante no  son los aficionados, ni los jugadores, ni siquiera los equipos. El dinero es lo que mueve a los directivos. Y están en su derecho, al final de cuenta son hombres de negocios. Pero hay algo en lo que no estoy de acuerdo y que me ha hecho perder la ilusión en nuestro fútbol. Una esperanza ingenua, el pensamiento de que alguna vez México podría lograr algo importante, se esfumó.

El caso de Monarcas me ha impactado bastante. Ya pasaron varios días de que se oficializo la noticia, pero no me deja de dar vueltas en la cabeza el descaro que deben de tener las personas que manejan nuestro fútbol para desaparecer así como así a un equipo con la tradición y afición que poseía el Monarcas Morelia. A eso le sumamos el fomento a la mediocridad terrible que ocasionan con su repechaje para entrar a la liguilla. Que en una liga con 18 equipos, el décimo en la tabla pueda ser capaz de levantar el título de campeón, en ningún otro país más que en el nuestro.

No puedo decir que dejaré de ver nuestro fútbol. Me es imposible como amante del deporte más popular del mundo. Sin embargo, debo decir que me avergüenza bastante el pertenecer a un país en el que el descaro ha sobrepasado cualquier límite, en el que el negocio todo lo ha podido, y en el que ahora solo nos queda esperar y preguntarnos ¿Cuál será la siguiente obra maestra de los directivos?