Jorga Raúl Nacif, el toreo y futbol es su pasión

Jugar bonito y jugar bien

Por: Jorge Raúl Nacif

Dentro de los conceptos y la terminología futbolera, en ocasiones llegamos a confundirnos
con “jugar bonito” y “jugar bien”, cuando en realidad no van precisamente de la mano y
tampoco llegan a ser autoexcluyentes

Un equipo puede jugar muy bien y, a la vez, de una manera desagradable o poco vistosa
para la pupila. Por el contrario, se puede jugar de una manera agradable y tener
innumerables errores. Definamos.

Jugar bien significa -independientemente del concepto o estrategia- hacerlo con
propiedad, concentración y eficacia, lo cual se traduce en una real aproximación de ganar
los partidos dado que son minimizados los momentos de error.

Quizá un conjunto cumpla con estas características, pero resulta que juega totalmente
tirado atrás y ensuciando el partido. En este caso, el equipo juega bien porque cumple
eficazmente con sus objetivos… pero no bonito o agradable.

Queda claro que lo que nos gusta a los aficionados es el futbol agradable Definiciones
puede haber muchas, así como conceptos de aquello que es bonito, pero podríamos
proponer que es aquel en el que se tiene posesión de la pelota y se sabe qué hacer con
ésta, mostrando amplitud y profundidad para brindar un buen espectáculo.

El futbol en plenitud es aquel en el que logran conjuntarse los dos términos que
manejamos en esta columna. Un equipo que juega bien, pero bonito a la vez, resulta “la
ostia”, como dirían los hispanos.

Por fortuna, muchos equipos así han deleitado a lo largo de la historia. No podemos
olvidar a aquel mítico Brasil de 1970 o a aquella Holanda de 1974, así como al Barcelona
de Pep Guardiola, que deleitó a principios de la década pasada. Estos equipos eran
eficientes… y jugaban precioso.

No cabe duda que los aficionados seguimos buscando que el futbol nos brinda un buen
espectáculo y disfrutar triunfos que, estoy convencido, saben mejor cuando se conjuntan
lo bueno y lo bonito.