El peligro de idolatrar a los deportistas

Por: Gabriela Martínez

Ciudad de México, Ciudad de México a 13 de diciembre del 2020.- Es verdad que a los aficionados nos ciega el amor por quienes consideramos figuras en algún deporte o actividad. Cuando fui reportera, me tocó entrevistar a un futbolista a quien admiraba. Durante la entrevista, estaba nerviosa, pero él contestó cada una de mis preguntas. Al terminar, le admiré todavía más.

Días después, ese jugador fue convocado a la Selección Mexicana para asistir a un torneo internacional. Durante esa competencia, él y otros fueron separados de sus posiciones por conducta indebida durante la concentración. Al darse a conocer la noticia, me encontraba en la redacción del medio donde trabajaba y no podía creerla. Recuerdo haberle dicho a una compañera: “Él no hizo lo que dicen”, a lo cual me respondió: “Debes separar tu fanatismo de tu profesión. Los futbolistas, al final de cuentas, también cometen errores.”

Así como ellos, otros atletas suelen brillar en sus disciplinas, pero en su intimidad, su virtud se desvanece. Ejemplos sobran; sin embargo, la idolatría que muchos aficionados profesan, llega a ser enfermiza, incluso al nivel de agredir a quienes no demuestren su amor incondicional hacia cierto deportista.

Recientemente, la jugadora Paula Dapena se sentó y dio la espalda durante el homenaje a la memoria de Maradona en el partido entre Viajes Interrías y el Deportivo Abanca de la Liga Iberdrola. La futbolista explicó sus razones: «Obviamente, no estoy dispuesta a guardar un minuto silencio por un maltratador y no por las víctimas.» Diego Armando tuvo muchas glorias como deportista, pero su vida personal fue un caos total. Él mismo alguna vez comentó que no “quería ser ejemplo para nadie”; sin embargo, sus seguidores no piensan de la misma forma.

Me pareció muy respetable la decisión de Paula, pero tras darse a conocer la fotografía de lo sucedido, recibió insultos de quienes vieron en Maradona a su D10S. Las ofensas van desde «voy a encontrar la dirección de tu casa y a partirte las piernas” hasta “te voy a mandar a tres negros a que te violen». Así es, incluso ha recibido amenazas de muerte solo por expresar su opinión y aunque hay quienes las minimizan por ser anónimas, el fanatismo no ayuda a nadie.

Las figuras deportivas no son perfectas; algunas se drogan y violentan a otros física o verbalmente. No debemos ponerlas en altares porque distan mucho de ser impecables. No se trata de ignorar sus buenas acciones, sino más bien de reconocer sus tropiezos y, más aún, aceptar opiniones diferentes a las nuestras. Copiar lo virtuoso y respetar la diversidad son acciones que todos debemos practicar.