Desde la banda
Por: Gabriela Martínez
¿Los buenos contra los malos?
Ciudad de México, Ciudad de México a 04 de julio del 2021.- El béisbol es uno de los deportes más castigados por las trampas que los jugadores cometen con tal de brillar en el diamante: esteroides, bates, el robo de señas y ahora sustancias prohibidas usadas por los pícheres en alguna parte de su cuerpo para tener mejor agarre de la pelota.
Respecto a esto último y contrario a lo que ha pasado ante otras infracciones, esta vez las Grandes Ligas se pusieron más duros y a partir del 21 de junio todos los lanzadores están siendo auscultados por los ampáyeres durante los juegos.
En consecuencia, los peloteros se han manifestado en contra de las sanciones y la inspección por parte de los árbitros. Incluso pícheres como Max Scherzer y Sergio Romo se quitaron la ropa cuando se les solicitó ser inspeccionados. Además, están las opiniones de quienes defienden que las sustancias “pegajosas” no ayudan al rendimiento de los lanzadores. Sin embargo, los números dicen otra cosa.
Poco después del inicio de las sanciones, la cantidad de cuadrangulares por juego cayó a 1.13 por partido y el promedio de bateo, a .236, la cifra más baja desde 1968. En abril, se estableció una marca por la menor cantidad de hits por encuentro (7.63) y estos números siguen disminuyendo.
Lo anterior podría verse como una cacería, pero también está claro que las Grandes Ligas no desean otro escenario donde se deban tomar decisiones apresuradas o esta “trampa” influya en el triunfo de algún equipo como campeón de la Serie Mundial. Por lo tanto, durante el resto de la campaña quizá veremos a más de uno molestarse por la revisión.
De cualquier modo, también es una realidad que en el momento de dar el veredicto y castigar se debe contar con todos las pruebas, pues esto podría desencadenar un conflicto entre culpables e inocentes. Por cierto, después de temporada y media los Astros aún son señalados como los tramposos.