Compite como niña
Por: Alejandra López Espinosa
La balanza sin equilibrio
El otro día estaba tratando de darle respuesta a la siguiente pregunta: ¿por qué empecé a ser feminista? y recordé que en primaria siempre pedían que dos o más hombres fuertes ayudarán a cargar sillas y esto me molestaba. Me molestaba que asumieron que las mujeres no podían. Siempre he sido una persona que se ha caracterizado por su fuerza bruta y estaba segura de que era más fuerte que los niños cargando las sillas. Me indignaba que solo le dieran la oportunidad a los hombres y nuevamente en secundaria nuestro profesor de educación física nos ponía 25 sentadillas a las niñas y 50 a los hombres. En una ocasión protesté por esta situación y nos hicieron hacer 50 sentadillas a todos. Para mi sorpresa la mayoría de las niñas no estaban molestas e hicimos sentadillas.
Después, en vez de que las cosas mejorarán con el tiempo, empeoraron al nivel que les dejaban todo el tiempo de cancha a los niños y sentía una impotencia gigante al ver que a ningún adulto le importaba nuestra molestia. Honestamente hasta el momento no comprendo si era porque pensaban que los niños eran mejores y por eso merecían jugar siempre o si creían que nosotras no estábamos interesadas en los deportes. ¿Cómo esperaban que lo hiciéramos mejor si no nos dejaban jugar? Y la excusa de que biológicamente los hombres son más fuertes no justifica el que nos hayan tratado y nos sigan tratando de tal manera. La supremacía natural del hombre no es un hecho, y lamentablemente los deportes se han visto afectados por esta creencia y lo quieren justificar con argumentos pseudocientíficos.
Con el tiempo y después de varias conversaciones con numerosas personas me di cuenta de que está situación no era nada diferente en otras escuelas. Estoy segura de que la mayoría de las personas que lean esto podrán pensar de alguna vez en la que hayan sido testigos de acontecimientos parecidos. No voy a negar que el sexo masculino pueda ser más fuerte que el sexo femenino. Sin embargo, esto no significa que todos los hombres sean más fuertes que las mujeres. La fuerza entre las personas varia extremadamente sin importar su sexo.
Los invito a todos a proteger a sus niñas, a darles el ejemplo de defender lo que es justamente suyo. Queremos las mismas oportunidades. Y mujeres levanten su voz, encuentren valor en sus hermanas que llevan luchando décadas por sus derechos. Un ejemplo de una mujer que luchó por los derechos de las mujeres en el mundo del deporte es Katherine Switzer, fue la primera mujer en correr un maratón de manera oficial en el año 1967 cuando correr como muchas otras cosas no era permitido para las mujeres. De hecho, Katherine tuvo que inscribirse bajo KS Switzer para no ser descubierta. El número 261 es histórico y un símbolo puesto que con él corrió Katherine. Sigamos el ejemplo de Katherine y exijamos lo que merecemos.