Por: Korina Sánchez S.

Twitter: korinasanchezz

Teníamos pantalones gigantes.

El hubiera existe en mi imaginación. Me veo jugando futbol en el campo aplastando las flores amarillas silvestres con el balón… ¡Con pantalones gigantes!

En el lejano 1895 cuando se disputó el primer partido de futbol en Inglaterra, las deportistas tenían que luchar no sólo con los prejuicios de una sociedad conservadora que veía con malos ojos que se formaran en equipos para patear el balón, sino con uniformes pesados.

“Blusas, gorros y bombachos, unos pantalones muy amplios que se ceñían a la pierna un poco más debajo de la rodilla”, narra un escrito de la FIFA, basado en una opinión de un periódico inglés de la época.

Sin embargo, el observar a las mujeres con este atuendo podría ser una especie de cambio significativo y “rebelde”, al jamás ser vistas con pantalones (utilizaban vestidos o faldas largas hasta los tobillos)… El punto aquí es ¿Cuán cómodas podrían correr para disputar un partido de futbol con esas prendas?

Una sorpresa fue cuando se presentaron uniformes diseñados para las futbolistas, en el mundial de Francia 2019, siendo en esta competencia la primera vez que se confeccionaron para atletas de un torneo femenil. Una empresa trasnacional de productos deportivos fue la encargada de patrocinar a 14 equipos.

Los uniformes para los equipos en ligas femenil eran como “extensiones” de los varoniles. Todavía hace tres años cuando empezó la Liga MX Femenil en México se utilizaban de esa manera.

Ahora son diseñados para cada conjunto, con tela y confección basada en las dimensiones del cuerpo de una mujer. Esto, sin duda, mejora el rendimiento de las futbolistas al sentirse más cómodas con la ropa y el nivel de juego. ¡Ya era hora!

*La columnista es reportera en Baja California. Tiene una maestría en periodismo. Ha colaborado con Milenio y ESTO *.
A %d blogueros les gusta esto: