El cambio que esperaba en el Tri femenil

Foto: Selección Nacional de México

Foto: Selección Nacional de México

Foto: Selección Nacional de México

Por: Gabriela Martínez

Crecí en una familia fanática de los deportes, sobre todo beisbol, futbol americano y por supuesto, soccer. Cuando era niña, practiqué todas esas disciplinas de la mano de mis hermanos y primos, pero la primera vez que sentí una emoción inspiradora fue cuando vi jugar a una selección de futbol femenil mexicana. Entonces, aprendí nombres como Mónica Vergara, Maribel Domínguez, Iris Mora y Evelyn López. Al verlas vestidas con la casaca verde y representando a mi país, creía cada vez más en el deporte femenil.

Antes, México no tenía como tal una liga, pero sí había una selección de futbol femenil en la sombra y la austeridad (razón por la cual los logros de este combinado eran un verdadero éxito). En aquel momento, el futbol femenil avanzaba en otras naciones, pero en la nuestra no; yacía estancado en forma de juego e ideas. Así, tras la creación de la liga profesional, saltó a la vista que hay mucho talento, pero este no se reflejaba en el seleccionado.

Recientemente, se dio a conocer el cambio en el dirección técnica de las selecciones nacionales. Llegaron al banquillo Mónica Vergara y Maribel Domínguez con aire fresco, nuevas ideas, otro estilo de juego y, sobre todo, la experiencia respecto a las dificultades para tener un lugar en el futbol femenil y la intención de inspirar a más chicas a destacar.

Llevo años pidiendo este cambio y no tanto por el género de quien permanezca al frente de los equipos, sino por los modos empleados hasta ahora para dirigir a la selección femenil, los cuales, si hubieran dado resultados positivos, no recibirían crítica alguna. Por tales manejos, las futbolistas de la escuadra nacional mexicana se quedaron fuera de las medallas en los Panamericanos de Perú y sin un boleto para Tokio 2020. Además, se ha desperdiciado talento porque no congenia con los entrenadores, alza la voz para solicitar mejoras o, peor aún, porque tiene preferencias sexuales diversas.

Los representativos nacionales deben de ser una muestra de los mejores atletas del país en determinado deporte y hoy estoy con mucha esperanza de verlos constituidos así. Mónica Vergara ya llegó a una final con la selección sub-17. Es una entrenadora preparada y ha tenido como mentora a Jill Ellis, quien ya estuvo al frente de la mejor selección del mundo. Aparte, Mónica entiende de manera directa a las jugadoras y tiene esa hambre de triunfo para alcanzar los éxitos que la selección mexicana se merece. En poco tiempo, ha desarrollado una empatía nunca antes vista en una directora técnica.

Por su parte, Maribel Domínguez es una estudiosa del futbol y sus formaciones, pero sobre todo es una jugadora de entrega y pundonor. En sus tiempos como seleccionada, se convirtió en estandarte y figura no solo por sus goles, sino también por el soporte que brindaba incluso cuando le tocaba estar en la banca. No era raro verla dirigiendo a sus compañeras.

El futbol femenil mexicano se ha rezagado en evolución y apoyo, pero estoy segura de que este cambio rendirá buenos frutos. No soy capaz de predecir en cuánto tiempo, pero sin duda hoy el Tri femenil está en buenas manos.

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