Desde la banda
Por: Gabriela Martínez
Los deportistas no son delincuentes
Ser deportista de élite es una carrera. Tal vez no se estudie para ello en alguna universidad, pero quienes llegan a la cima, lo logran después de mucho esfuerzo, trabajo y, sobre todo, sacrificio.
En ocasiones, el premio más grande para los atletas profesionales es representar a su país en competencias internacionales. Sin embargo, muchas veces el Gobierno o las decisiones tomadas desde las altas esferas no son compatibles con los pensamientos de los deportistas, quienes suelen exigir respeto a sus ideales protestando desde los podios o en las justas donde tendrán más exposición.
A lo largo de la historia, muchos atletas han demandado un cambio desde su trinchera, pero varios al tratar de exigir justicia o equidad han sido tratados como criminales. Los Estados que se han sentido exhibidos han perseguido y maltratado a tales deportistas y en algunos casos hasta han aniquilado su carrera.
El ejemplo más reciente fue el de una escaladora iraní que salió de Corea del Sur tras competir en una prueba donde no usó el pañuelo obligatorio en su país para cubrir su cabello. Elnaz Rekabi, medallista múltiple en varias competencias, escaló sin hiyab en el contexto de las protestas iniciadas por la muerte de Mahsa Amini el 16 de septiembre, quien era una mujer de 22 años que había sido detenida por la policía iraní de la moral debido a su vestimenta.
Si tienes el poder para hacer la diferencia en algo bueno, debes usarlo, pero ¿cómo hacerlo si habrá represalias? ¿Cómo promover cambios cuando los gobernantes o los dirigentes de las federaciones se niegan a ver o escuchar la realidad? Y peor aún, ¿cómo le dices a un(a) menor que dedicarse al deporte es una buena decisión, es sano para su cuerpo y puede triunfar?
Es de vital importancia garantizar que todas las voces sean escuchadas, aprender a aceptar las opiniones de otros sin verles como enemigos y arreglar las cosas en lugar de callarse. Los deportistas son ejemplos de muchas generaciones, dejen de mostrarles como delincuentes.