Desde la banda
Por: Gabriela Martínez
Los Hitlers de nuestros días
Adolfo Hitler y sus seguidores entendían al mundo desde la división de razas. Según los nazis, cada raza tenía sus propios rasgos y estos pasaban de una generación a la siguiente. Ellos identificaban a los alemanes como miembros de la raza aria, grupo en la cúspide de la jerarquía racial, y se veían como seres superiores. Esta creencia es una de las más juzgadas; de hecho, hay quienes denominan a Hitler como un monstruo, alguien que no merecía ser tratado como humano.
Tristemente, hay quienes siguen demostrando su racismo en la actualidad. Al enfrentar a atletas de élite, el deporte se presta para hacer comentarios hirientes o desagradables con el fin de ofender a los rivales y enaltecer a los favoritos, pero esto no es justificación para agredir a los deportistas. El caso de Vinícius ha sobrepasado la línea de solo querer sacarlo de la concentración y podría terminar en un problema diplomático.
Los gritos de “¡Mono!” en los estadios de España hicieron eco del otro lado del Atlántico y alcanzaron los oídos de la gente en las afueras de Río de Janeiro. Ahí fue donde Vinícius Júnior, de raza negra, creció y comenzó su carrera futbolística. Ahora, a pesar de su fama global y sus millones de dólares, sigue siendo víctima del rudo racismo europeo. Su ciudad natal, en un Brasil multirracial, se sintió asqueada y se ha unido en su defensa.
Los prejuicios en la liga española se han intensificado esta temporada especialmente después de que Vinícius comenzó a celebrar sus goles bailando. Al menos en 9 ocasiones la gente ha emitido sonidos simiescos y le ha dicho insultos racistas. Por eso, el jugador brasileño ha exigido acciones más contundentes de las autoridades del futbol español.
Esto ya dejó de ser gracioso desde hace mucho tiempo y si en su momento la FIFA sancionó el grito homofóbico de la afición mexicana, debe hacer algo para detener estos insultos en España.
Solo como dato cultural: los homo sapiens comparten muchas similitudes con los monos.