Desde la banda
Por: Gabriela Martínez
La valentía de ser deportista
Ciudad de México, Ciudad de México a 13 de septiembre del 2021.- En todos los deportes, hay atletas que acaparan la atención, por sí solos llenan estadios, venden playeras y son perseguidos por los aficionados para conseguir su foto o, por lo menos, su saludo. Así, los deportistas obtienen ganancias económicas porque los patrocinios llegan, en ocasiones, a la par de los buenos resultados.
Ejemplos sobre lo anterior sobran y traigo el tema a esta columna porque el peso de no tener la oportunidad de fallar es la punta de lanza para que deportistas padezcan una sobreexposición y, a su vez, enfermedades físicas y mentales. Además, el hecho de deber ser siempre perfectos hace sus fallas mucho más evidentes y dolorosas.
Recientemente, en el Abierto de tenis de Estados Unidos de América, Leylah Fernández y Emma Raducanu fueron la sensación al no rebasar los 20 años, llegar al torneo como unas desconocidas y hasta el momento estar instaladas en las fases finales del último Grand Slam de la temporada.
Ellas jugaron el tenis que despliegan en un entrenamiento común, sin la presión sobre sus hombros de hacerlo excelente y, de esa manera, conquistaron a propios y extraños en el país norteamericano. Leylah y Emma, sin ser perfectas, inspiraron a muchas personas a seguir sus pasos para practicar este deporte.
El marketing debe cambiar. ¿Por qué los deportistas deben ser infalibles cuando nadie lo es? ¿Por qué no mostrarle a los consumidor las fallas de los atletas y su fortaleza para seguirlo intentando? Tener un cambio desde ese punto de vista sería favorable y más cercano a los aficionados. Ojalá algún día dedicarse al deporte no sea una carrera de valientes, sino de quienes disfrutan realizarlo.