Por: Adrianelly Hernández

Ciudad de México, Ciudad de México a 09 de octubre del 2019.- “Seguro no fue intencional”. “Si se ve que ella ni se queja”. “Ni le agarró nada”. “Y por qué ni dijo nada en ese momento”. Normalizar el acoso. Justificar al atacante. Cuestionar a la víctima. Esa es nuestra realidad, la que quedó demostrada luego de que se diera a conocer una fotografía en la que Sofía Huerta, futbolista México-americana, era acosada sexualmente por un pseudoaficionado, tras el duelo entre Tigres Femenil y Houston Dash. La imagen, difundida por el portal Fut Femenil, hizo eco en todos los medios deportivos mexicanos, aunque no todos lo abordaron de la mejor manera.

El acto

La acción es por demás reprobable. Es un delito, es violentar a una mujer, y la queja no va sólo porque es una figura pública, sino porque es un ser humano y no debería, bajo ninguna circunstancia, pasar por una situación así, sin embargo, tristemente tuvo que padecerlo y tuvo que ser en nuestra tierra, en nuestro México, en el que al día se denuncian 51 delitos sexuales hacia las mujeres.

La reacción de Sofía

No puedo asegurar lo que sintió. Nadie puede. Pero tampoco puedo cuestionar que no haya hecho un alboroto al sentirse agredida, ¿por qué? Porque quienes hemos pasado por situaciones similares, sabemos que en el instante te congelas, que lo asimilas un poco después, que el coraje empieza a invadirte cuando el agresor se ha ido y que te quedas con ganas de, mínimo, haberle dicho de todo. Así que no, no voy a juzgar por qué no reaccionó o por qué no dijo nada, pues ninguno de nosotros puede saber qué fue lo que en realidad sintió.

Las reacciones

En general, en el medio que sigue al futbol femenil, devino la indignación y la búsqueda de justicia, aunque fuera la mínima, tomando en cuenta que el daño hacia la jugadora era irreversible. Afortunadamente, Tigres actuó casi de inmediato y emitió un comunicado en el que se pedía la ayuda para localizar al sujeto; pronto se identificó y ha sido vetado de por vida del Estadio, además de que el club informó que levantaría una demanda, por lo que habrá que esperar si tiene más consecuencias.

Por otro lado, se tienen las reacciones en medios y en el resto de afición: diferentes diarios y portales dieron cabida a la noticia desde un enfoque informativo, pero en uno de estos espacios dedicados a la cobertura deportiva, les pareció adecuado subir una galería con imágenes de Huerta, en las que aparece en ropa deportiva, con el uniforme de Estados Unidos, pero también en traje de baño. Luego de las quejas que dejamos ver en Twitter, la publicación fue eliminada e incluso el editor del medio pidió que ya no “se les crucificara” por un error. Lo cierto es que más allá de haber quitado la galería, el hecho existió y dejó ver que los editores no tienen sensibilidad ante estos temas, que necesitan capacitación en materia de género y, lo más importante, que de verdad entiendan por qué no deben cosificar ni a la mujer ni al hombre, sino tratarlos como profesionales del deporte. ¿Es tan difícil?.

Aunque eso no fue todo: en Monterrey, donde ocurrió todo, un medio de comunicación, el mismo que en las últimas semanas ha estado envuelto en la polémica porque sus colaboradores han emitido opiniones machistas, decidió entrevistar al presunto acosador, lo que, sin duda, derivará en excusas y pretextos que “expliquen” la imagen que ya todos vimos. ¿Cuál es la labor del periodismo? ¿La polémica barata? ¿El sensacionalismo? Sin duda, los fines se están tergiversando.

Notas finales

Lo ocurrido el sábado pasado en el Volcán opacó terriblemente lo que de verdad importaba, que fue el triunfo de Tigres ante el Houston Dash, equipo de la National Women’s League (NWSL), un hecho por demás histórico, pues fue un parámetro para saber en dónde está parada la Liga BBVA MX Femenil, y lo que resultó fue que, por lo menos las felinas, están para competir a escuadras con mayor experiencia, es decir, fue un examen aprobado para el futbol femenil mexicano; sin embargo, este hecho casi no tuvo eco en los medios, a diferencia de la situación de acoso, que sí se robó varios espacios. Hubiera sido adecuado que ambos sucesos ganaran espacios en los medios de comunicación, pero a nuestro ejercicio periodístico en México le hace falta una visión más amplia.

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