Por Adrianelly Hernández
@Nellyfut

Ciudad de México, Ciudad de México a 05 de febrero del 2020.- La Selección Mexicana ya está en las semifinales del Preolímpico de Concacaf, instancia en la que se enfrentará a Estados Unidos para conseguir uno de los dos boletos para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. ¿Las posibilidades de ganar? Una en un millón.

Poder llegar a Tokio de por sí ya se antojaba imposible, pero se guardaba la esperanza de que en la fase de grupos, México pudiera hacer la hazaña, vencer a las canadienses y así evitar a Estados Unidos en el cruce y jugarse la vida ante Costa Rica, la otra selección involucrada, pero como era de esperarse, el equipo nacional, nunca pudo encontrar un juego constante en sus dos primeros encuentros, llegó al tercero, contra las canadienses, con más dudas que certezas, con un planteamiento mojigato de Christopher Cuéllar, que básicamente salió para que no las golearan, dejando de lado que el verdadero duelo importante para calificar a Tokio no eran las semifinales sino ese partido ante las de la hoja de maple. El resultado, un 2-0 en contra; no, no fue goleada, pero sí una derrota suficiente para prácticamente aniquilar las posibilidades de las tricolor por alcanzar el tan ansiado boleto.

No hay forma de negar la realidad. La Selección lleva 16 años estancada, y es que no se califica a unos Olímpicos desde Atenas 2004, cuando se venció precisamente a Canadá en las semifinales de aquel certamen. Desde entonces, una serie de decisiones tomadas por Leonardo Cuéllar y sus predecesores, han provocado que el equipo sea un cúmulo de irregularidades, una escuadra que se presenta a los torneos sin preparación adecuada, con poco roce internacional, con amistosos ante clubes como América, Pachuca, Cruz Azul o juveniles de varones que no representan para nada el nivel al que se enfrentan a la hora de competir ante las poderosas Estados Unidos, Canadá o hasta Costa Rica, que ya nos ha rebasado en la zona.

Si la Femexfut no toma las decisiones adecuadas, la escuadra mexicana continuará estancada, en un interminable proceso en el que ni se convocan a las mejores y tampoco se prepara adecuadamente a las que terminan por ser elegidas por el cuerpo técnico.

Más allá de cuestionar si Cuéllar hijo tiene o no las credenciales para estar al mando de la categoría mayor, me queda claro que esta relación de los Cuéllar con la Selección ya se desgastó en demasía, es urgente que una cara nueva tome estas riendas, tan sólo para refrescar el ambiente, para darle nuevos aires a nuestro futbol, para apostar por un estilo de juego distinto al pelotazo y al saltar líneas tan característico de Leo, Chris y Medina. ¿Nombres? Eva Espejo, Carla Rossi (por qué no, si ha hecho gran trabajo en Xolas), Carlos Marcos Zablah o Andrea Rodebaugh, hablando de mexicanos, pero también se podría pensar en algún estratega extranjero, todo sea por que el Tri Femenil comience un nuevo proceso, uno verdadero, con objetivos claros y exigencia. ¿Pero saben de qué depende esto? Del interés que la Federación tenga en el futbol femenil. ¿Y saben qué? Nos ha dicho, nos ha gritado, nos lo ha restregado en la cara y en nuestras quejas que posteamos año con año: no existe tal interés.

Habrá que ver si una vez terminado el Preolímpico, la Federación nos demuestra que ha cambiado su postura y que le interesa que el balompié de mujeres deje de ser visto como un simple requisito por cumplir.

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