Por: Gabriela Martínez

Ciudad de México, Ciudad de México a 26 de julio del 2020.- El año 2020 prometía darnos 366 días deportivos. De hecho, había quienes se encontraban en el dilema de cuál evento ver o asistir, pero la pandemia hizo que las actividades se pararan, aplazaran y, en el peor de los casos, se suspendieran.

Algunas ligas retrasaron su inicio; otras más, después del parón, volvieron con ciertas restricciones e incluso determinadas reglas a cumplir por esta ocasión. La MLB, la NBA, la Liga MX, la liga de España y el torneo de la UEFA Champions League son ejemplos de las que aplicaron este último esquema.

Tras el anuncio, algunas voces se alzaron para mencionar que los campeonatos o las marcas no tendrán validez. Esto me parece erróneo porque tanto los deportes como los jugadores se están adaptando a circunstancias que ni ellos ni nadie esperaban. Sin duda, las justas deportivas no podrán equipararse a las de una temporada normal, pero de eso a descalificarlas, no.

Debido al COVID-19 los deportistas no están en el mejor rendimiento posible. La suspensión, el entrenamiento desde casa y la posibilidad de contagiarse al moverse de un lugar a otro son componentes de un escenario para el cual ninguno estaba preparado.

Hoy está comprobado que los deportes comerciales son un eslabón importante para la economía de todos los países y tal vez esta sea la única oportunidad de algunos atletas para dejar su nombre en la historia deportiva.

Otra historia es la de los Juegos Olímpicos, pues debido a su posposición algunos deportistas no competirán en su mejor forma y otros corren el peligro de no llegar.

Definitivamente, es momento de adaptarnos a esta nueva normalidad en todos los sentidos.

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