Por: Gabriela Martínez

Ciudad de México, Ciudad de México a 20 de diciembre del 2020.- Eran los Juegos Olímpicos de México 68 cuando Tommie Smith y John Carlos, atletas estadounidenses, subieron al podio de ganadores y, justo en el momento en que se tocaba su himno, ambos levantaron sus brazos con un guante negro. En ese entonces, la raza negra también sufría discriminación; por eso, ellos trataron de darle visibilidad a este grupo con ese gesto.

A 52 años de este hecho, las minorías en aquel país siguen padeciendo violencia y falta de oportunidades. Muchos deportistas se han manifestado al respecto para señalar este problema y de alguna manera ayudar a erradicar este comportamiento, pero hay otros quienes están llevando a cabo acciones diferentes para promover la no discriminación.

Los equipos de Washington y Cleveland, uno de la NFL y el otro de la MLB, van a cambiar sus nombres. Han decidido dejar en el olvido “Pieles Rojas” e “Indios”, respectivamente, por ser discriminatorios; sin embargo, me parece que se están confundiendo. Retirar esos nombres solamente le quita presencia ante la afición a estos grupos considerados minoritarios.

Los aficionados de ambos equipos solían asistir caracterizados como indígenas americanos a sus juegos; nunca en el sentido de ofender, sino como apoyo y un poco a manera de homenaje. Incluso hay quienes conocen a estas comunidades porque eran parte de los nombres de estos equipos hasta la última temporada de cada una de las ligas.

Ambas directivas enviaron comunicados donde explican que la decisión se tomó para ser parte de un cambio en estos tiempos en los cuales se trata de dar oportunidades iguales a todos sin importar su género o color de piel. Pero, ¿alguien le ha preguntado a estos grupos si esos nombre les molestan o les hacen sentir discriminados?

En adelante, los indígenas americanos dejarán de ser visibles en la NFL y MLB. Si de verdad quieren ayudar a las minorías, se debería emprender otra clase de acciones para mostrar que estas siguen sufriendo carencias y maltratos. Un cambio de nombre no ayudará, pero una transformación de la mentalidad de los estadounidenses, sí.

Agradezco a quienes me han leído en esta columna. Les deseo a todos una muy Feliz Navidad y un mejor Año Nuevo.

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