Gabriela Martínez

Gabriela Martínez

Por: Gabriela Martínez

La audacia de Osaka

Ciudad de México, Ciudad de México a 21 de febrero del 2021.- Escribo esta columna después de ver una de las semifinales femeniles del Abierto de Australia. Se enfrentaron Naomi Osaka y Serena Williams, dos tenistas con estilos muy distintos pero con algo en común: son ganadoras; ambas poseen cualidades que las hacen extraordinarias y sobresalientes en su deporte.

Hablar de Serena sería trillado. Desde sus inicios, mostró su potencial e inteligencia para jugar al tenis. Es, sin duda, una de las mejores, pero posee una personalidad que intimida e impone. Esa manera de ser opacó a Naomi cuando en el US Open de 2018, aun cuando ella se había proclamado campeona, los reflectores se fueron hacia la estadounidense.

Más de uno opinó en su momento que la actitud de Williams ese día estuvo mal: poner sus creencias por encima del triunfo de una rival, quien además le había ganado bien. Sin embargo, Osaka tampoco reclamó entonces su lugar como vencedora de la final. La ahora número 3 del mundo bajó la mirada, se tapó el rostro con su gorra y, si hubiera podido, se habría hecho a un lado para dejar a Serena llevarse el premio.

Pero el Abierto de Australia de 2021 ha sido muy distinto para Naomi. Mantiene el tono dulce de voz y esa empatía que la hace conectar con el público, incluso resalta esas cualidades con su indumentaria rosa; sin embargo, algo en ella es diferente. La mejor prueba de esto fue visible mientras enfrentaba a la menor de las hermanas Williams.

Osaka salió a la cancha con una falda naranja y desde el primer set estuvo encima de su rival. En ningún momento, la dejó acomodarse, pero lo más destacable fue su mirada, la cual estaba bien plantada y fue dominante de principio a fin. Serena no tuvo la más mínima opción de vencerla en esta ocasión, a pesar de ser esa tenista que nunca había perdido una semifinal del torneo australiano.

Gracias, Naomi. Demostraste que no hace falta gritar más fuerte, discutir con los jueces o deshacer tu raqueta para mostrar tu carácter. Para cuando lean esta columna, ya sabremos si ella es o no campeona de Australia, pero más allá de eso, le agradezco por conservar su esencia y ser osada.

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