Gabriela Martínez

Gabriela Martínez

Por: Gabriela Martínez

Los buenos y el malo

Los deportistas rusos estuvieron en el ojo del huracán tras darse a conocer las prácticas sistemáticas de algunos de ellos para doparse y así obtener mejores resultados tanto en eventos internacionales de las diferentes disciplinas como en los Juegos Olímpicos. Un reportaje develó la deshonestidad de esos atletas, pero no fueron los únicos exhibidos.

La trampa, desgraciadamente para los deportes, no tiene nacionalidad, pero para las demás federaciones, aunque todas han tenido casos de dopaje, los deportistas rusos son los únicos culpables. En Estados Unidos de América Marion Jones usó sustancias, Lance Armstrong también se dopó y los casos se extienden a Brasil, China, Japón e incluso México. Con la excusa de alcanzar la excelencia, hay quienes han consumido optimizadores de desempeño; sin embargo, es muy injusto para los demás competidores.

El COI citó la opinión de dos expertos de la ONU en derechos humanos quienes consideran que los rusos y bielorrusos no deben ser discriminados por cuestiones de origen. En vez de ello, podrían competir bajo una bandera neutral. Ese punto de vista ha sido desafiado en días recientes por dos medallistas rusas en los Juegos Olímpicos de Tokio, la tenista Elina Svitólina y la saltadora de altura Yaroslava Mahuchij, así como por el boxeador Vladímir Klichkó quien obtuvo el oro en las Olimpiadas de Atlanta en 1996.

Como protesta, los jerarcas olímpicos en Letonia y Polonia han amenazado con un boicot al cual se unieron Estonia y Lituania. No obstante, el COI debe medir a todos los atletas con la misma vara si quiere dejar de ser parte del engaño.

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