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Alejandra Narváez 

Por: Alejandra Narváez 

Locura en el GP de la Ciudad de México

Durante el fin de semana del 30 de octubre llegó la F1 a nuestro país y desde el inicio de la semana ya podíamos notar su presencia; desde en televisión, percatándonos de los anuncios en vías aledañas al Autódromo y hasta con videos e imágenes de los equipos y los mismos pilotos llegando al aeropuerto.

Este evento deportivo ha tenido aún más alcance en el público mexicano debido a la presencia de ‘Checo’ Pérez en RedBull y con ello tener la oportunidad de pelear el segundo puesto del Campeonato de Pilotos, oportunidad que nunca antes un piloto mexicano tuvo.

Los mexicanos somos conocidos por ser apasionados y en el deporte no es la excepción, nos gusta hacerle sentir al deportista y a los que nos rodean el apoyo azteca. Sin embargo, tenemos que entender que hay un límite para desbordar dicha pasión y mantener firme la línea del respeto.

En ocasiones por buscar estar más cerca de nuestro piloto favorito, tratar de buscar una foto, firma o acercamiento al deporte en general no somos empáticos con los deportistas y no medimos el alcance que puede tener esta euforia. Ahora bien, los pilotos junto con su equipo también son personas, viven y sienten como todos nosotros, son figuras públicas y claro que saben lo que conlleva, más no nos da derecho a invadir su espacio personal o agredirlos de ninguna forma.

Pudimos observar estas acciones en el Paddock dentro del Autódromo, lugar donde los pilotos pueden llegar a su hospitality; descansar, comer y pasear sin ninguna preocupación antes de la carrera, en vez de eso, muchos de ellos tuvieron que buscar seguridad privada para poder moverse y, aun así, era mucha gente la que los rodeaba. Claro que había aún más gente de lo normal en el Paddock, área caracterizada por tener un costo exorbitante de sus pases, evidentemente se sobrevendieron y el dinero pesó más.

Igualmente, si a esto le sumamos el hecho en donde los fanáticos nos dimos cita en los hoteles donde se quedaban los pilotos. Y digo “nos” porque yo cometí el atrevimiento de ir afuera del hotel donde se hospedaban los pilotos de Ferrari; me impresionó el no ver mucha gente al inicio, tal vez tuve suerte, pero a pesar de ser pocos me tocó presenciar cómo se abalanzaron sobre mecánicos y un piloto mexicano de Mercedes.

Tiempo más tarde llegaron los pilotos de Ferrari, para entonces yo ya me había retirado, pero en definitiva había mucha más gente fuera del hotel, por medio de fotos y videos me di cuenta que fue una locura dentro y fuera del hotel, empujaban a los pilotos con todo y las personas de seguridad e inclusive a uno de ellos lo tuvieron que meter por el estacionamiento.

El GP de México fue noticia internacional debido al conjunto de estas situaciones y no creo que nos guste ser reconocidos precisamente por eso, tal vez podamos tomar una mejor actitud, adquirir esta empatía con los deportistas, respetar sus tiempos, espacio, ser más organizados y pacientes para que, en adelante, los mismos pilotos tengan más confianza en el público mexicano y sean más accesibles a la convivencia con sus fanáticos. Así pues, lograr que el GP de la Ciudad de México siga siendo reconocido como el “Mejor Evento del Año de Fórmula 1”.

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